martes, 15 de junio de 2010

Lección de Vida

Un señor, ya mayor, iba manejando su auto por la carretera rumbo a su casa. En el camino, durante el viaje, se percata de que su auto empieza a fallar y repentinamente se le apaga. Este señor, intrigado por saber la causa de las fallas de su tan preciado coche, lo llevó a un costado de la carretera y empezó a revisarlo. Empezó con el motor, luego la batería, las conexiones electricas, en fin. El señor ya estaba desesperado, pues veía que se acercaba la noche y todavía no conseguía encender el carro. En eso, llega otro señor en su carro y le pregunta:

- Señor, tengo algunas herramientas, ¿desea que lo ayude?
- No te preocupes, conozco este auto como la palma de mi mano. Lo tengo desde hace mucho tiempo.
- ¿De verdad no desea que le ayude?
- Muchas gracias, puedo hacerlo yo.

Y así continuó buscando dónde se encontraba el problema.

Hasta que luego de un rato:

- Señor, permítame ayudarle, creo saber cual es el problema
- Está bien, pero si yo, que conozco mi carro a la perfección, no he podido repararlo, dudo mucho que tú puedas.

Entonces el otro Señor empezó a revisar detenidamente debajo del carro, empezó a hacer una serie de arreglos y luego de un corto rato, salió y le dijo que su carro ya se encontraba bien y lo encendió sin problemas.

El dueño estaba anonadado, no entendía por qué esta persona que nunca había manejado su auto pudo arreglarlo sin usar mucho tiempo. Simplemente no le quedó otra que darle las más profundas gracias por haber conseguido lo que él no pudo. Ya estaban a punto de retirarse, cuando el dueño del auto decide preguntarle a señor que le ayudó:

- Disculpe, ¿cómo es que usted pudo reparar mi auto si nunca lo ha manejado?
- Porque yo diseñé ese modelo.

--

¿No percibes cierta semejanza?

¿Cuántas veces hemos pretendido saber que todo está bajo nuestro control? ¿Cuántas veces nos hemos olvidado de que hay alguien que nos conoce más que nosotros mismos y que ve más allá de lo que nosotros vemos? ¿Cuántas veces hemos tomado decisiones sin consutarle? Dios desea que seamos conscientes que nadie nos conoce más que Él y que por eso podamos presentarnos ante Él diariamente, así sea para dar gracias, para rendir cuentas, para contarle lo que nos pasó en el día, para pasar ratos de intimidad, en fin. Todas las cosas que nos aquejan pueden encontrar en Él un buen reposo.

0 comentarios: