domingo, 6 de diciembre de 2009

Conversaciones...

Con esta entrada no pienso dar consejos, jeje, quiero dejar en claro eso, no me veo en la capacidad de hacer algo así, al menos todavía no. Solo intento compartir mis ideas y mi forma de ver ciertas cosas, porque me gusta hacerlo.

El día de hoy estuve conversando con una amiga mía. Ella me comentaba ciertas cosas que le habían sucedido (y que todavía le suceden) por una persona que le hacía o, si se puede decir, le hace sentir mal aún. Nos pusimos a conversar sobre el tema y durante la conversación nos pusimos a compartir ciertas cosas que habíamos aprendido durante nuestra aún corta vida :) pero que también me gustaría compartir con ustedes. Empecé a recordar esa etapa de nuestras vidas en las que nos ilusionamos con alguna persona en especial y empezamos a salir y a entablar relaciones “cariñosas” con el sexo opuesto, incluyo a aquellos que nunca llegan a entablar una relación por algún temor quizás o por algún motivo personal, como aquellos que se mandan de frente a comenzar una relación a la que ellos llaman “seria” sin realmente serlo (a excepción de aquellos que realmente la tienen clara y tienen intenciones serias a pesar de ser tan jóvenes, y que creo firmemente que existen). En fin. Uno de los puntos que toqué con ella, fue que cuando uno comienza una relación, uno debe hacerlo, al menos, con la intención de que esta dure para siempre. Seguramente en un mundo como el de hoy, el conseguir eso o simplemente el hecho de trazarse una meta así sonaría como algo muy anticuado, tonto, sin sentido, estúpido, muy optimista para ser real y hasta imposible, y en cierto modo tendrían mucha razón al hablar así. No hace falta irse muy lejos para darse cuenta que 1 de cada 2 matrimonios lamentablemente, por diversas situaciones, terminan fracasando. Motivos hay muchos. No me pondré a hablar de esos motivos (y no tengo mucha autoridad para hablar de eso ya que no soy casado). Sin embargo, reconozco los esfuerzos de muchos por tratar de salvar la situación y darle hasta el final para que ese lazo no se rompa, pienso que ellos merecen… ufff… todas las bondades habidas y por haber. Para no irme por las ramas, retomo el punto de la decisión o, al menos, intención. ¿Por qué lo digo? Por que simplemente NO se me ocurre otro motivo para estar con alguien (y aquí no creo que necesite ser casado para poder opinar). No se si ustedes, pero yo no me puedo imaginar a una persona que esté con alguien sabiendo que no va a funcionar. No estoy hablando de aventuras de una noche o de pasar el tiempo con alguien mientras estás de viaje. Si tú eres de los que les gusta este tipo de cosas que acabo de mencionar entonces definitivamente este blog no es para ti. Yo estoy hablando de una decisión de compartir tu VIDA ENTERA con tu compañero o compañera. ¡Repito! Si tu no eres de los que tiene esta intención, entonces no continúes leyendo porque no creo que consigas mucho. De regreso al tema. Yo no creo que iniciaría una relación con alguien para disfrutar del “momento” porque nos “gustamos” y se acabó. Creo que hay mucho más que admirar en un ser humano que el simple físico y el hecho de que te caiga bien (a pesar que para la mayoría de nosotros los hombres este sea un punto muchas veces casi fundamental jeje, pero que creo que con el tiempo lo superamos un poco). En primer lugar, no me imagino iniciar una relación con alguien a quien conocí de repente y ¡ya! nos llevamos súper bien y ¡listo! somos pareja. ¡NO!, con la salvedad de aquellos que gracias a las circunstancias y con el tiempo descubrieron que fueron hechos el uno para el otro, pero ese es otro rollo del cual no hablaré. De lo que hablo es de SABER con quién te estás comprometiendo. Para esto yo no veo mejor opción que sea alguien que es tu amigo o amiga, y quiero diferenciar esta palabra al no referirme al “amigo” que de una manera incorrecta se le da el significado de: aquel o aquella que te cae bien, sino de un VERDADERO amigo, alguien que haya estado contigo cada vez que la fregabas, alguien que te haya visto llorar hasta no poder más, alguien que realmente tuvo las palabras adecuadas para levantarte o alguien que te dijo no lo que QUERÍAS escuchar sino lo que DEBÍAS escuchar, en fin. Creo que esta persona sería la mejor persona con la cual podrías compartir tu vida. Ahora, también se que no es garantía todas estas características para que necesariamente funcione con alguien así. Se que muchas veces amistades se han terminado estropeando por lanzarse con algo que no funcionó y terminan lamentándose y arrepintiéndose, deseando haber quedado solo como amigos porque así estaban bien. Creo que es el riesgo que hay en toda decisión que tomamos, ya que no siempre será necesariamente como lo idealizamos. Eso creo que es indiscutible. Bueno, me estoy yendo del tema. En resumen, yo creo que tu pareja debe ser tu mejor amigo y si no lo es, entonces que se convierta en eso. A mi no me gustaría que mi futura esposa tenga un “mejor amigo” aparte de mi ya que yo no tendría otra aparte de ella. En fin… creo que eso es todo. Creo que tengo que agregar nada más por el momento. Si lo tengo que hacer lo haré cuando lo recuerde. Mientras tanto hasta aquí creo que está bien. ¿Qué piensan ustedes?

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